Pastel de calabaza
Estamos en plena temporada de calabazas, dulces, sabrosas y jugosas, quizás por eso esta época del año sea la perfecta para hacer un pastel de calabaza. Para los americanos no hay nada más típico que el pumpkin pie como postre en la cena de Acción de Gracias, y aprovechando que esa noche está a la vuelta de la esquina, vivas en América o no, puedas hacer y disfrutar este delicioso postre.
Este pastel está repleto de especias y tiene un sabor muy especial con un relleno cremoso y un borde crujiente, sin ser demasiado dulce, haciendo destacar toda esa mezcla de sabores.
¡Vamos al grano, que seguro tienes ganas de probarla!
Ingredientes:
- 500 gr de puré de calabaza que sacarás de 1 kilo de calabaza fresca.
- 100 gr de azúcar.
- 3 huevos.
- 350 gr de leche evaporada.
- Una pizca de sal.
- 1 cucharadita de postre de canela en polvo (de todas las especias puedes añadir más o menos.
- 1/2 cucharadita de cardamomo en polvo.
- 1/2 cucharadita de nuez moscada en polvo.
- 1/2 cucharadita de jengibre en polvo.
- 1/4 de cucharadita de clavos de olor en polvo.
- Para la masa
quebrada:
- 200 gr de harina de trigo.
- 80 gr de mantequilla sin sal.
- 1 huevo talla M
- 20 ml de agua fría.
- 1 pizca de sal.
- 30 gr azúcar glas.
Elaboración:
Lo primero que debemos hacer es preparar el puré, para ello debemos cocinar la calabaza. Lo mejor es hacerlo en el horno, para evitar el exceso de agua que ganaría si la cocemos en la olla. Durante una hora más o menos y a 180º ya estaría bien cocinada. Lo que interesa es que quede bastante tierna, para hacerla puré. Una vez la calabaza cocinada está fría, la hacemos puré con la batidora de mano hasta que se queda bien homogénea sin trozos ni grumos.
Lo siguiente es preparar la masa quebrada, aunque también puedes comprarla hecha ya en cualquier supermercado. En un bol pones la harina y la mezclas con la mantequilla, que tendrás bien fría y cortada en trocitos. La mezcla tiene que quedar como si fueran migas. A esa mezcla le añades el agua, el huevo, la sal y el azúcar y vuelves a mezclar, siempre con los dedos. Cuando hayas conseguido una bola de masa uniforme, la envuelves en papel transparente y la metes en la nevera 30 minutos. Una vez pasados los 30 minutos enciende el horno a 180º para que se vaya calentando. Debes estirar la masa, dejándola bien fina sobre una superficie en la que no se pegue, como papel de horno y dejándola de un tamaño que cubra la superficie y los bordes del molde que vas a usar para hacer el pastel. Ahora que la tienes bien estirada colócala en el molde, presionando bien por los bordes para que quede bien pegada, pínchala con un tenedor varias veces para que la masa no se infle al cocinarla y colócale peso encima, otro papel de cocina y encima, por ejemplo, puedes cubrirla de garbanzos, así te aseguras que la masa no va a subir. Con unos 10 minutos al horno estará lista. Al quitarle el papel y los garbanzos, puedes ponerla 5 minutos más al horno, así se queda esa parte central doradita como los bordes.
El relleno del pastel es muy sencillo, y lo puedes ir preparando mientras la masa reposa en la nevera, o una vez cocinada. En un bol mezcla el puré de calabaza ya frío con el azúcar, la sal y las especias y un huevo y mezcla todo con unas varillas. La batidora añadiría aire y no lo queremos. Añade otro huevo y vuelve a mezclar, y después lo mismo con el tercer huevo. Añade después la leche evaporada y cuando la mezcla sea homogénea estará lista.
Vierte todo el relleno en el molde, procurando que no se haya generado mucha espuma al prepararlo y hornea durante 10 minutos a 200º. Después bajamos la temperatura a 180º y la horneamos durante 25 o 30 minutos más.
Cuando un palillo te salga limpio al pincharla, significa que ya está lista.
¡Que la disfrutes!